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Compartir: El 17 de noviembre de 1994, la Verjovna Rada canceló la

La decisión que abrió la puerta a la ocupación: Crimea y la lección de 1994

Compartir: El 17 de noviembre de 1994, la Verjovna Rada canceló la "Declaración sobre la Soberanía de Crimea", buscando aliviar la tensión y devolver la península al campo legal de Ucrania. Pero la idea de paz resultó ser todo lo contrario: la decisión sólo preservó a las elites prorrusas, fortaleció la influencia de Moscú y creó una grieta que en 2014 se convirtió en una falla.

Focus descubrió cómo el compromiso de 1994 se convirtió en un error estratégico, dio al Kremlin un trampolín para la anexión y aún hoy determina el curso de la guerra. Tal día como hoy, 17 de noviembre de 1994, la Rada Suprema de Ucrania dio un paso que en aquel momento parecía técnico: anuló la "Declaración sobre la soberanía estatal de la República de Crimea".

En la tormenta política de los primeros años de independencia, esta decisión parecía un compromiso que supuestamente "pacificaría" Simferopol y devolvería a las autoridades de Crimea al campo legal de Ucrania.

Pero en retrospectiva, está claro: fueron las medidas a medias de aquel momento, el miedo a llamar las cosas por su nombre y los intentos de apaciguar a las fuerzas prorrusas en la autonomía lo que se convirtió en la base de la anexión de 2014 y la amenaza actual para todo el sur del país. El comienzo de la década de 1990 fue una época en la que Ucrania apenas estaba formando las instituciones del Estado.

Crimea era el eslabón más vulnerable de esta estructura: los partidos prorrusos, los movimientos de "Unidad Rusa" y "Respublika" dominaban la política local incluso entonces, y la Flota del Mar Negro de la URSS, que nunca estuvo completamente dividida, se convirtió en una palanca de presión del Kremlin. En 1992, el parlamento de Crimea adoptó su propia Constitución con prácticamente independencia estatal: presidente, ciudadanía, política exterior.

Kiev calificó estas acciones como una violación de la soberanía, pero en lugar de una respuesta dura, siguió el camino de los acuerdos: se dejó la autonomía y se prometió "aclarar" las normas contradictorias. En mayo de 1992, los diputados de Crimea proclamaron la "soberanía estatal de la República de Crimea". Fue un intento real de crear un cuasi Estado dentro de Ucrania.

Después de largas negociaciones y regateos políticos, en 1994 la Verjovna Rada de Ucrania tuvo la oportunidad de ponerle fin. Ese día, el parlamento ucraniano canceló la "Declaración sobre la soberanía de Crimea". Kiev argumentó: ninguna región puede tener su propia "condición de Estado", ya que esto contradice la Constitución y la Ley "sobre la organización del Estado". Esta decisión devolvió formalmente a Crimea a los límites de la legislación ucraniana.

Pero esto no resolvió el problema, sólo lo pospuso en el tiempo. Kiev conservó su autonomía, no afectó la lealtad de las élites locales a Moscú y dejó la influencia rusa en la península prácticamente sin cambios. Por qué fue importante y por qué resultó no ser suficiente La anexión de 2014 no fue una operación relámpago: fue el final de un proceso que comenzó cuando Kiev permitió que Crimea tuviera sus propias instituciones, que fácilmente se convirtieron en prorrusas.

La declaración anulada no detuvo el separatismo regional. Al contrario, creó la ilusión de que el problema está "tranquilo". En esta falsa ilusión se basó Putin cuando ordenó la "operación especial" en febrero de 2014. El experto militar y político Dmytro Snegiriov explica que la situación actual en torno a Crimea no se refiere sólo al ámbito militar. Para el Kremlin, la península es un apoyo ideológico, una herramienta de política exterior y un elemento de dictadura informativa.

Putin está tratando de pasar a la historia como un "recolector de tierras" y crear la imagen de un líder que "devolvió Crimea". Por eso los argumentos económicos ya no son importantes para él: la clave es el simbolismo y el control. Snegiriov subraya: para la Federación Rusa, Crimea es ante todo una base militar en el Mar Negro.

El componente naval de la presencia rusa se ha debilitado significativamente: muchos barcos de la Flota del Mar Negro han sido destruidos y el nivel de control de la Federación Rusa en el mar ha caído a un mínimo histórico. La evaluación de la inteligencia británica confirma que la flota casi ha perdido su capacidad de combate y su importancia estratégica.

Sin embargo, todavía queda un componente terrestre: una extensa infraestructura, aeródromos militares soviéticos y ciudades militares. Son ellos quienes dan a Rusia la oportunidad de apoyar a grupos de tropas en las regiones de Kherson y Zaporizhzhia. Para la Federación de Rusia, Crimea es también un instrumento de presencia política permanente y de control sobre la región del Mar Negro.

Aunque el Mar Negro está formalmente controlado por Turquía a través de los estrechos, el control de facto sobre Crimea permite a Moscú influir en el entorno de seguridad de Ucrania, Turquía y Rumania. Según el experto, la lógica económica del Kremlin respecto a Crimea es débil.

La escala del transporte de carga no corresponde a las ambiciones de la Federación de Rusia, pero la península le proporciona infraestructura portuaria y la posibilidad de ubicar empresas de construcción naval y militar-industrial. Crimea también es importante para Turquía, que tradicionalmente considera la región del Mar Negro como una zona de su influencia. Ankara aplica una política de "poder blando" y ve a Crimea como un elemento de su propia presencia histórica y geopolítica.

Según el experto, Ankara apoyó una serie de proyectos relacionados con los tártaros de Crimea, lo que provocó una reacción nerviosa por parte del Kremlin. Para Ucrania, Crimea era un factor de peso geopolítico antes de la ocupación. La infraestructura portuaria, las empresas de construcción naval y las instalaciones estratégicas permitieron a Kiev ser uno de los actores clave en la región del Mar Negro.

Hoy, la pérdida de Crimea significa la pérdida del control sobre una parte del área de agua del mar y la restricción del acceso a las comunicaciones marítimas estratégicas. Rusia, a su vez, después de la ocupación de Crimea, recibió una plataforma militar para una ofensiva en el sur de Ucrania. Fue desde esta cabeza de puente que en 2022 los ocupantes pudieron capturar la central nuclear de Kakhovskaya y llegar a la central nuclear de Zaporizhzhia.

Dmytro Snegiryov enfatiza: desde un punto de vista militar, es más fácil liberar Crimea que Donbas. La geografía de la península crea "cuellos" estrechos (Perekop y Chongar) a través de los cuales se puede perder rápidamente el control, especialmente si el puente de Crimea es destruido o bloqueado. "Basta con aislar a Crimea de la logística y se convierte en una isla. Los rusos tendrán problemas colosales con la electricidad, el agua y el suministro.

Esto no es Donbas, donde el desarrollo urbano y las complejas batallas en las aglomeraciones continúan", dice el experto a Focus. Snegiryov dedica una sección aparte a los rumores de que Estados Unidos supuestamente insiste en revisar la redacción relativa a la integridad territorial de Ucrania. Lo considera una prueba informativa de los estados de ánimo, una especie de prueba de la reacción de la sociedad ucraniana.

Según él, la fuente de tales publicaciones es exclusivamente el segmento ucraniano de las redes sociales, y la reacción de Estados Unidos a los "aguaceros" en los medios muestra que se trata más de una prueba que de una política real. "Los compromisos sobre Crimea son imposibles. La cuestión de la desocupación de la península no se discute. Esta es una línea roja no sólo para Ucrania, sino también para nuestros socios", subraya el experto.

Sin embargo, Snegiryov admite: en el contexto de una guerra prolongada, son posibles varias propuestas sobre las regiones de Zaporizhia o Kherson, pero el tema de Crimea es inviolable. El experto subraya por separado que no tiene sentido confiar en la oposición rusa. Incluso opositores imaginarios como Navalny o sus partidarios no reconocen el estatus ucraniano de Crimea, pero hablan de "negociaciones" tras la muerte de Putin.

Según Snegiriev, esa retórica reproduce la misma matriz imperial que el Kremlin. Snegiriev está convencido de que sólo la vía militar sigue siendo realista. Los ejemplos de la historia (desde la retirada de la Guardia Blanca de Wrangel hasta las batallas de la Segunda Guerra Mundial) muestran que Crimea siempre ha sido la clave para controlar el sur. Según él, el ejército ucraniano entiende que es más fácil liberar estratégicamente Crimea que las aglomeraciones urbanas del Donbás.