By Eliza Popova
Hoy en día, después de años de agresión rusa, la pregunta se plantea cada vez con más frecuencia: ¿Fue esta negativa demasiado costosa? La atención se centró en si Ucrania es realmente capaz de restaurar su potencial nuclear, qué se necesita para ello y cómo podría resultar para el Estado. Hoy, 24 de octubre, se cumplen 34 años desde que la Rada Suprema de la República Socialista Soviética de Ucrania adoptó la Resolución "Sobre la condición de Ucrania libre de armas nucleares".
Este acto no fue sólo una declaración de intenciones, sino también un paso estratégico en las difíciles condiciones geopolíticas del colapso de la URSS. En particular, en esta resolución: el candidato de ciencias políticas Ruslan Klyuchnyk cree que en el contexto de la continua agresión de Rusia contra Ucrania, se escuchan cada vez más los debates sobre la restauración del potencial nuclear de nuestro país.
Como ustedes saben, Ucrania renunció voluntariamente al tercer arsenal nuclear del mundo en 1994 al firmar el Memorando de Budapest. Hoy, ante la violación de las garantías de seguridad, algunos expertos y políticos están considerando la posibilidad de volver al estatus nuclear. Sin embargo, este camino está lleno de desafíos técnicos, financieros y, principalmente, geopolíticos.
Después del colapso de la URSS, Ucrania heredó no sólo un arsenal, sino también una base científica y técnica: institutos en Kharkiv, Kiev y Dnipro, donde trabajaban en tecnologías nucleares. Muchos especialistas en física nuclear, cohetería y ciencia de materiales siguen activos. Por ejemplo, el Instituto de Física y Tecnología de Kharkiv tiene experiencia trabajando con reactores nucleares, y empresas como Pivdenmash podrían adaptar tecnologías de cohetes para portaaviones.
Esto no requiere una restauración completa de la infraestructura soviética: los desarrollos modernos permiten el uso de métodos más compactos, como el enriquecimiento de uranio mediante centrífugas. "Técnicamente, Ucrania tiene potencial para restaurar el programa nuclear. El factor clave aquí es la presencia de especialistas altamente calificados", dijo el politólogo a Focus.
Según Klyuchnyk, cuando se trata de financiación, los escépticos suelen señalar que los recursos son limitados. Sin embargo, durante los últimos cuatro años de guerra a gran escala, Ucrania ha gastado cientos de miles de millones de dólares en defensa, movilizando reservas internas y ayuda internacional. Según el Ministerio de Hacienda, sólo en 2024 el gasto en seguridad superó el 50% del presupuesto.
Si el Estado pudiera financiar la producción en masa de drones, artillería y fortificaciones, también se encontrarían fondos para el programa nuclear. Esto podría incluir reasignar el presupuesto militar o atraer inversión privada en tecnologías relacionadas. "En comparación, los países menos desarrollados como Corea del Norte y Pakistán alcanzaron el estatus nuclear a pesar de las dificultades económicas.
Corea del Norte, con un índice de desarrollo humano de aproximadamente 0,5 (según la ONU), ha invertido en el programa desde la década de 1980. Pakistán, con un índice de desarrollo humano de 0,54, desarrolló una bomba en 1998, dependiendo de la ayuda y los recursos internos chinos. Ucrania, con un índice de desarrollo humano de 0,77 en 2023, tiene un comienzo mucho mejor Posiciones: industria desarrollada, acceso a depósitos de uranio e integración en redes científicas globales.
En teoría, podríamos prescindir de ayuda externa y utilizar nuestros propios desarrollos", subraya el politólogo. Ruslan Klyuchnyk añade que, en teoría, Ucrania no está obligada a solicitar el consentimiento de otros Estados, ya que el Memorando de Budapest no es un tratado jurídicamente vinculante. Pero, en realidad, el inicio de los trabajos nucleares provocará una reacción inmediata de la comunidad internacional.
Las sanciones no sólo serán impuestas por países hostiles hacia nosotros, sino también por socios occidentales: Estados Unidos, la UE y Gran Bretaña. El estatus de Ucrania libre de armas nucleares en la década de 1990 fue un alivio para todos: para Rusia, redujo la amenaza en la frontera; para Occidente, redujo el número de estados nucleares, lo que contribuye a la estabilidad global. Los países occidentales, que poseen arsenales, están interesados en un monopolio.
"La probabilidad de una intervención militar directa es baja si se desarrollan armas nucleares, a diferencia de Israel, que bombardeó las instalaciones nucleares de Irak en 1981 y de Siria en 2007, o de posibles ataques contra Irán. Sin embargo, las sanciones serían más duras que las actuales contra Rusia. Golpearían a una economía que ya sufre la guerra.
Además, Rusia, con sus sistemas de inteligencia y de misiles, es capaz de destruir cualquier instalación nuclear en la etapa de construcción. Incluso después de una posible "En caso de alto el fuego, Moscú conservará la capacidad técnica para realizar ataques preventivos, como ocurría con la infraestructura energética", continúa el experto. En conclusión, según Klyuchnyk, las conversaciones sobre el estatus nuclear de Ucrania parecen desesperadas.
Sólo pueden empeorar el aislamiento y alienar a los aliados. En cambio, la diplomacia ucraniana debería centrarse en mecanismos de seguridad pacíficos: el fortalecimiento de la OTAN, las garantías bilaterales de Estados Unidos y la UE y el desarrollo de la defensa convencional. Es importante adherirse al Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares (TNP) de 1968, al que Ucrania se adhirió en 1994.
Esto no es sólo un compromiso, sino también una herramienta para presionar a Rusia como infractor. Sólo a través de la diplomacia y el derecho internacional podremos garantizar un futuro sostenible, evitando una escalada que amenace a toda la región. Como se recordará, el Ministerio de Energía de Ucrania informó el 23 de septiembre que se produjo el décimo apagón en la ZNPP ocupada y que la planta se vio obligada a pasar a la energía de generadores diésel.
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